Nuestra Señora de las Mercedes Patrona de la República Dominicana

SANTO CERRO

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Nuestra Señora de las Mercedes
Patrona de la República Dominicana



Cada 24 de septiembre la Iglesia se prepara para celebrar el día de la Virgen de las Mercedes, Patrona del Pueblo Dominicano. Todos los años, dicha celebración es motivo de gozo y regocijo para todos, pero también es un espacio para reflexionar sobre las cadenas que siguen atando a nuestro pueblo. Hoy más que nunca hay que romper cadenas de todas las índoles que tiene subyugado nuestro país. Necesitamos de la intersección de Nuestra Señora de las Mercedes, pues nuestro mundo cada vez más corrompido y atado por el pecado, necesita de unas manos generosas que le ayuden a salir de tal situación.

Nuestra Señora de Las Mercedes es venerada en el Santo Cerro desde los primeros días del descubrimiento de América. Este es el primer santuario mariano de América, establecido por indicción del mismo Cristóbal Colón. El almirante dice expresamente que el Santo Cerro, La Vega, invocó a la Virgen María y a la hora de su muerte pidió que se hiciera una iglesia, según consta en su testamento, se dedicó a la Virgen de Las Mercedes, a proposición del mercedario Juan fray infante.

El Santo Cerro es un lugar del nuevo mundo, donde Colón plantó la primera cruz, la cruz es símbolo de nuestra fe. Se conserva el Santo Hoyo, donde fue plantada, que también es visitado por los fieles. La devoción de los dominicanos desde los primeros días del descubrimiento a la santa cruz de La Vega y a Nuestra Señora de Las Mercedes en el Santo Cerro es algo que perdura hasta nuestros días, es una tradición constante. Por este motivo nunca cesan de subir peregrinaciones a esta esplendorosa cima, bello balcón del valle de La Vega Real.

Fue declarada Patrona de la República Dominicana en el año 1617, porque, en Santo Domingo una ola de terremotos azotaba a toda la ciudad, y la encomendaron a la Virgen de Las Mercedes y ésta cesó. Así lo afirma Alcocer cuando escribe acerca de la misma, además habla de la celebración de la fiesta cada 8 de septiembre de cada año, Tirso de Molina describe como al año siguiente (1617) se reunieron todas las autoridades para proclamar como única patrona a Nuestra Señora de Las Mercedes, el día de su natividad 8 de septiembre, y Fray Jerónimo de Alfaro relata cómo era la celebración que duraba 8 días continuos la solemnidad con danzas, comidas, máscaras, toros y otros muchos géneros de festejos.

Entre los años 1740 a 1744 la festividad fue trasladada del 8 al 24 de septiembre. En mayo de 1878 en el Sínodo que celebró Fray Rocco Cocchia en Santo Domingo, se consigno por primera vez, como fiesta de precepto, el 24 de septiembre, solemnidad de Nuestra Señora de Las Mercedes.

En su carta del 18 de junio de 1878 el Cardenal Alejandro Franchi, Secretario Estado, comunicó a Fray Rocco Cocchia que atendiendo a su solicitud y a la súplica del Sínodo, la Sagrada Congregación de Ritos declaraba festivo para la República Dominicana el 24 de septiembre en honor de Nuestra Señora de Las Mercedes.

Damos gracias a Dios por la persona de Fray Rocco Cocchia que amó y cuidó a la Iglesia Católica República Dominicana. Le dio solidez a sus instituciones, creó parroquias, levantó templos e inició con particular interés el Santuario actual del Santo Cerro el 8 de agosto de 1880. Ya que, La Iglesia del Santo Cerro fue destruida por el terremoto del 1842. Reconstruida y otra vez casi destruida por el huracán del 1869. En 1880 se inició la reconstrucción de la Iglesia actual, obra del Dominicano Onofre de lora.

Ha habido cierta resistencia para acercarse a la advocación de Las Mercedes, por versiones erróneas acerca de una batalla en el Santo Cerro, pero el siguiente texto de Mons. Francisco José Arnaiz, puede iluminarnos:

«Malevolencia interesada y superficialidad imperdonable ha querido en los últimos tiempos enfrentar la advocación de la Altagracia a la advocación de las Mercedes, “la Protectora a la Patrona Nacional”. Aquella aliada solícita a los Dominicanos y esta aliada a los españoles “invasores”. Para ello se apoyan en la leyenda de la batalla del Santo Cerro, ingenua y dudosa y en la historia de la batalla de La Limonade contra los haitianos (Franceses). Los triunfadores de la batalla de La Limonade recurrieron a la Virgen de la Altagracia en vez de la Virgen de la Mercedes no por ser “republicanos” o “patriotas” sino por ser macheteros del Este… Ambas advocaciones van por otros caminos y la persona representada por ambas imágenes es la misma, la Madre del Salvador, madre e intercesora de todos».

Hoy nuevas cadenas de muerte esclavizan a los hijos de Nuestra Señora, Redentora de Cautivos: la esclavitud del egoísmo, de la incredulidad, de la indiferencia, la sed compulsiva de placer, la droga o el alcohol, la superficialidad, la obsesión por la moda, la vida light, la corrupción administrativa, la impunidad judicial, la explotación, la injustica social y tantas otras servidumbres modernas que aferran a muchos jóvenes y adultos, son un desafío para el cristiano de hoy.



P. Rafael Mendoza