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La Iglesia Católica nombrará oficialmente Patrona Nacional de Nicaragua a la Purísima Concepción de María, cuya imagen se venera en nuestro país desde hace muchísimos años.
El nombramiento de la Purísima se realizará con una solemne celebración eucarística, este 13 de mayo en el Santuario Nacional de El Viejo, Chinandega.
El evento religioso será presidido por los Señores Obispos de Nicaragua a partir de las diez de la mañana.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua anunció la decisión de promulgar el patronato de la Inmaculada Concepción de María, en una circular dirigida a sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas.
También a catequistas y delegados de la palabra, comunidades, movimientos laicales, directores, profesores, alumnos de colegios católicos y a todos sus feligreses.
Dice la circular que a 434 años de veneración y fervor mariano, los Obispos de Nicaragua, ven en este homenaje a la Virgen María, los signos del cariño y la devoción de los nicaragüenses a la Inmaculada Concepción, las que han tenido sus expresiones más hermosas en el Santuario Nacional que lleva su nombre y que fue bendecido como Basílica Menor por el Papa en su última visita, el siete de febrero de 1996.
Los Obispos invitan a todos los fieles a participar del acontecimiento de fe con la celebración de la Santa Misa que se efectuará a las diez de la mañana y se podrá participar peregrinando a la Basílica o escuchando la transmisión del evento por las radios católicas.
La circular está firmada por Monseñor Juan Abelardo Mata, Obispo de Estelí, por su cargo de Secretario General de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Llegó a la ciudad de El Viejo, en el departamento de Chinandega, en tiempos de la colonia, por el año 1562. Cuenta la historia que la imagen fue un regalo de santa Teresa a su hermano, don Alonso Zepeda de Ahumada, quien se la llevó a Nicaragua, donde se estableció en un poblado indígena. Como él era un hombre de avanzada edad, los habitantes le llamaban “el viejo”, y a la imagen, “Nuestra Señora del viejo”. Al pasar los años, el poblado también tomó el nombre de El Viejo, y se le añadió el nombre al título de la Virgen María.
La devoción por la Inmaculada Concepción ha crecido enormemente, y hoy es venerada en su bellísimo altar de madera y láminas de oro, donado por sus devotos.
La fiesta de la Inmaculada Concepción es el 8 de diciembre. Para los nicaragüenses dentro y fuera de la patria, las festividades de la Purísima comienzan desde la víspera. La celebración de “la Gritería”, como comúnmente se conoce, se inició en 1857 en la ciudad de León. Es una fiesta religiosa y folklórica que va acompañada de cantos, pólvora y brindis de frutas, dulces y refrescos típicos. La gente recorre las calles al anochecer del 7 de diciembre y se detiene en las casas donde hay altares confeccionados especialmente para ese día. Al acercarse a la puerta gritan, “¿Quién causa tanta alegría?” Y los dueños de la casa contestan, “¡La Concepción de María!”
La peregrinacion de nuestra Patrona, la Inmaculada Concepción de El Viejo, a esta ciudad ha sido una experiencia muy importante para todos, especialmente para los nicaragüenses. Su presencia no sólo nos produjo júbilo, sino que renovó nuestra fe, y llenó de consuelo y esperanza nuestros corazones. Con la visita de esta imagen, tuvimos la oportunidad de mostrarles algo de nuestras creencias y tradiciones a las comunidades hermanas que conforman el gran Miami y que compartieron con nosotros estas festividades, y nos permitió enseñarles a nuestros hijos y nietos el valor de nuestra fe y nuestro fervor popular.
Fue elevado a Santuario Nacional por decreto de la Conferencia Episcopal, el 8 de octubre de 1995, como un reconocimiento a la fuerza convocatoria que encierra este lugar privilegiado de oración.
Desde la II visita de Papa Juan Pablo II, el venerado templo ostenta la categoría de Basílica Menor, como una reconocimiento del sumo pontífice a todo el pueblo de Nicaragua, pues rinde ferviente amor y devoción a la Virgen, desde tiempos inmemorables y por ser estar asentado en tierras donde inicialmente se desarrollaron las novenas a la Purísima.
En 1493 una grave epidemia de cólera azotó a la ciudad de Génova, alcanzando la vecina localidad de Chiavari donde María Turquina Quercio, piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si la mantenía inmune a la peste.
Señal de agradecimiento
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