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miércoles, 28 de abril de 2010
LA VENIDA DE JESUS A LA TIERRA.
Imagenes para HI5
Primero, la promesa. De hecho, cada profeta en el Antiguo Testamento de la Biblia, con la excepción de Jonás, prometen o hacen referencia al fin del mundo (como lo conocemos) lo cual será marcado por la segunda venida de Jesús.
Jesús, mismo, prometió que regresaría. Sus discípulos se sintieron disturbado cuando él les dijo que pronto los dejaría, así que les aseguró, "En la casa de mi Padre [Dios] muchas moradas hay; si así no fuerra, ya os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis."1
Cuando Jesús se fue, dos ángeles les dieron la misma promesa. Imaginen la sorpresa de los discípulos de Cristo el día en que él regresó al cielo y los dos ángeles diciendo: "¿Varones Galileos ¿por qué estáisn mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo."2
Y casi todos los escritores del Nuevo Testamento repiten esta promesa. De acuerdo con un escolar de la Biblia existen solo en el Nuevo Testamento 308 referencias a la segunda venida de Cristo. Esta promesa pulsa a través de todas las Escrituras, hasta la última página y la última palabra. "Ciertamente vengo en breve," dijo Jesús.3
¿Regresará Jesucristo a la Tierra?
Segundo, la prueba. Una de las grandes pruebas que tenemos de la segunda venida de Cristo es que Dios siempre cumple sus promesas. Esto se nota en las muchas profecías de la Biblia que ya se han cumplido.
Por ejemplo, la primera venida de Cristo se predijo cientos de años antes de que tomara lugar. Samuel, un mil de años antes, declaró que Cristo vendría a través del linaje de David,4 y así fue. Alrededor del año 700 A C (Antes de Cristo), Miqueas escribió que Cristo nacería en Belén,5 y así lo hizo. Alrededor del mismo tiempo Isaías predijo que Cristo nacería de una virgen,6 y así fue y 600 años antes de la llegada de Cristo, Daniel acertadamente indicó el tiempo del nacimiento de Cristo.7
Ambos, David e Isaías específicamente relataron los sufrimientos de Cristo y la manera en que moriría, cientos de años antes de que esto pasara. "H oradaron mis manos y mis pies,"8 David escribió en los Salmos con una descripción vívida de la crucifixión de Cristo—una muerte tormentosa, algo que jamás se había escuchado en los días de David. E Isaías profetizó que Cristo "sería herido por nuestras transgresiones,"9 lo cual se cumplió cundo uno de los soldados Romanos atravesó con su espada, el costado de Cristo, cuando él estaba en la cruz.
La primera llegada de Cristo, su muerte y su resurrección, se predijeron cientos de años por adelantado y se cumplieron hasta el último detalle. La historia da evidencias completas de estos hechos. Por lo tanto podemos tener la certeza de que cada profecía en relación con la segunda venida de Cristo también se cumplirá.
Tercero, el plan. Sólo Dios conoce el día exacto del regreso de Cristo, pero una cosa que él hace clara es que en ese día, como lo dice la Biblia, "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para rercibir al Señor en el aire y así estaremos siempre con el Señor."10
En el cielo habrá una gran celebración después de la cual cada Cristiano recibirá su recompensa basándose en su fe y servicios a Dios aquí en la tierra.11
Imagenes para HI5
Muchos estudiosos de la Biblia creen que habrá un tiempo de dolor y guerra en la tierra como los que este mundo nunca ha visto ante con el clímax en la gran batalla de Armagedón. Eventualmente, esta era terminará con el juicio de todos los pecados y lo satánico, en lo que la Biblia llama El Gran Trono Blanco del Juicio de Dios.
Dios nos ama, por eso él envió a Jesús, su Hijo, a morir en nuestro lugar para pagar por nuestros pecados y así poder ofrecer el perdón a todos los que confiesen sus pecados y acepten a Jesucristo como su Salvador Personal—y a salvarnos del Gran Trono Blanco del Juicio de Dios. Trágicamente, todos los que no acepten el perdón de Dios tendrán que enfrentar la sentencia de Dios al pecado el cual es la separación eterna de Dios, la fuente de todo amor y vida; esto es, ellos enfrentará a la muerte eterna.
Cuarto, la preparación. Cristo comparó el Reino de Dios con diez vírgenes preparándose para una boda. Cuando el novio apareció sólo cinco estaban listas. Sólo estas fueron incluidas en la boda. Las otras se quedaron fuera. Así es como será cuando Cristo regrese. Aquellos que estén listos serán llevados al cielo. Aquellos que no estén listos se quedarán sin acceso a Dios. Como lo dijo Jesús, "Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomado y la otra será dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado y el otro dejado."12
Imagenes para HI5
No sabemos el tiempo exacto de la venida de Jesús, excepto que él dijo, "Cuando menos lo esperes, vendré.)13 Lo importante es que estemos listos para el regreso de Cristo cuando él llegue. Si usted desea aceptar, de parte de Dios, el regalo del perdón de los pecados, la salvación, y la vida eterna y así estar absolutamente cierto de que estará listo para el retorno de Cristo, oprima el botón "La invitación de Dios" en el enlace en la parte de abajo. Esta será la mayor decisión que usted pueda tomar en su vida.
1. Juan 14:2,3. 2. Hechos 1:11. 3. Apocalipsis 22:20, Isaías 35:1,7. 4. II Samuel 7:12-16. 5. Miqueas 5:2. 6. Isaías 7:14. 7. Daniel 9:25, 26. 8. Salmos 22:16. 9. Isaías 53:5. 10. I Tesalonicenses 4:16,17. 11. II Corintios 5:10. 12 Lucas 17:34-36 13. Mateo 24:44 (Parafraseado).
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Nuestra Señora del Huerto
Virgen del Huerto
A fines del siglo XV una devota mujer de Chavarri, en la provincia de Génova, mandó pintar sobre el muro de un huerto una bella imagen de la Madre y el Niño, en señal de gratitud por haber sido salvada del flagelo de la peste
En 1493 una grave epidemia de cólera azotó a la ciudad de Génova, alcanzando la vecina localidad de Chiavari donde María Turquina Quercio, piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si la mantenía inmune a la peste. Señal de agradecimiento
Superado el flagelo, María Turquina encargó al artista Benedicto Borzone pintar sobre un muro del huerto ubicado entre el Palacio de Gobierno y el puerto, una imagen de la Santa Madre y el Niño junto a San Sebastián y San Roque, santos protectores de los enfermos. La imagen debía ser venerada por los transeúntes que, en su diario trajín, no tenían tiempo de entrar al templo para orar.
Poniendo todo su empeño Borzone logró expresar de manera admirable la bondad de la Santísima Virgen y la fuerza de su protección, obteniendo el bello y colorido retrato que conocemos.
Con el paso de los años el huerto fue transformado en depósito y chiquero pero la bella pintura siguió allí, manteniendo su aspecto y tonalidad y llamando poderosamente la atención de quienes pasaban por el lugar.
En 1528 la peste volvió a castigar la Liguria, abatiéndose con especial fuerza en Chavari, hecho que acrecentó la devoción por la imagen. Por esa razón, las autoridades de la ciudad decidieron construirle un altar que permitiese a los fieles inclinarse y orar ante ella.
Apariciones y milagros La noche del 18 de diciembre de 1609, Gerónima Turrio, una lavandera del barrio de Rupinaro, rezaba frente a la Virgen cuando, repentinamente, la pintura comenzó a irradiar una luz intensa. El prodigio se conoció en los alrededores y al cabo de un tiempo, cientos de peregrinos comenzaron a acudir al lugar para implorar gracias.
La fama de Nuestra Señora del Huerto se vio reforzada el 2 de julio de 1610 cuando, en horas de la mañana, se le apareció a Sebastián Descalzo, un humilde poblador de las inmediaciones, quien en esos momentos caminaba desde su casa al suburbio de Carasco, recitando sus oraciones.
Transitaba Sebastián la plaza de la ciudad cuando vio frente a sí a la Virgen bendita luciendo un hermoso manto celeste. Poco después, comenzaron los milagros. Una rajadura que atravezó el muro de un extremo a otro de la pintura, se reparó sola, sin la intervención de ningún albañil. Otro día, frente a su imagen, dos enemigos acérrimos fray Miguel Raggio y Battino Marini, se reconciliaron dándose el abrazo de la paz y al cabo de un tiempo se producían curaciones, se solucionaban diferendos y se concedían peticiones, todo por medio de la Virgen del Huerto.
Santa Patrona de Chiavari El 7 de marzo de 1634 el Consejo de Gobierno de la ciudad declaró a la Virgen del Huerto patrona de la población y del distrito de Chiávari y el 8 de septiembre el sector de la pared donde se hallaba pintada la imagen fue trasladado al Altar Mayor del santuario, inaugurado el año anterior.
En 1769 Nuestra Señora del Huerto fue solemnemente coronada con oro del Capitolio Vaticano y su iglesia entregada a la congregación de los Carmelitas Descalzos quienes la tuvieron en su poder hasta 1797, cuando al proclamar Napoleón la República Ligur, se alejaron. En 1892, instituida la nueva diócesis de Chiavari, S.S. León XIII elevó el santuario a Catedral designando dos años después a su primer obispo, Monseñor Fortunato Vinelli. El 3 de julio de 1907 San Pío X la elevó a Basílica
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Hijas de María Santísima del Huerto
En 1829 San Antonio María Gianelli, obispo de Bobbio, se inspiró frente a la sagrada imagen para fundar la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, venerable instituto que, desde Italia y España hasta Palestina y la India, pasando por América del Sur y las tierras del Congo, difundió por el mundo su sagrada devoción.
Oración a Nuestra Señora del Huerto
¡Oh, María del Huerto! Madre piadosísima, dignaos aceptar benigna la pobre ofrenda de nuestros obsequios y oraciones que, como hijos amantes, venimos a ofreceros.
Dignaos inclinar vuestros oídos a nuestras humildes súplicas para que no sea vana la confianza que en Vos ponemos, seguros de obtener de vuestro divino Hijo el perdón de nuestros pecados y el favor particular que solicitamos por vuestra poderosa mediación.
Alcanzadnos a todos la gracia de la perseverancia final, viviendo y muriendo como verdaderos hijos vuestros, para poder bendecir y alabar a Dios eternamente y ensalzar para siempre vuestras misericordias en el Huerto dichoso de la Jerusalén celestial. Amén.
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