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martes, 8 de junio de 2010
SANTO NIÑO DE LA CUCHILLA.
La imagen del Santo Niño de la Cuchilla está hecha de alabastro, representa al divino recién nacido, recostado en la losa del un sepulcro con el mundo en la mano, y la cabeza reclinada sobre el brazo derecho en actitud durmiente, con una calavera por almohada. Su tamaño es de 09 cm. aproximadamente.
Sobre su aparición han surgido muchas versiones que se han tejido, producto de la tradición oral; pues hay algunas que a manera de cuento o leyenda. Al hacer una entrevista con la Srta. Josefa Barrios Mora, nos da un relato de manera verídica y si se quiere con mayor lujo de detalles sobre la manera cómo el Santo Niño llegó a Zea, quien a pesar de sus 93 años con una lucidez extraordinaria se puede relatar esta historia, escuchada de sus propios labios y de manera original.
La historia nos señala que entre los años 1870 – 1877 se conoció en Venezuela como el septenio del mandato del Gral. Antonio Guzmán Blanco, que en su lucha contra el clero fue sin duda alguna la mas espectacular de sus empresas y el mas penetrante esbozo de su aparente revolucianismo.
La versión que nos da a conocer la Srta. Josefa Barrios Mora nos reafirma que cuando Guzmán Blanco cerró todos los conventos y expulsó a todas las religiosas, entre ellas a unas hermanas o monjas Clarisas que estaban en Mérida, quienes tenían en su poder al Santo Niño, se fueron huyendo en dirección a Bogotá (Colombia), pero como para ese entonces no había carretera tenían que ir cambiando bestias, siguieron vía Lagunillas, Santa Cruz de Mora y llegaron a las Tapias de Bailadores, allí las alojaron con mucho cariño en la casa de la familia Hernández, quienes les devolvieron las bestias que traían para que siguieran hacia San Cristóbal, luego San Antonio del Táchira vía Bogotá donde se encontraban con otras hermanas de su congregación. Cuando ya se fueron a despedir estas dos hermanas, una de ellas sacó de uno de sus bolsillos la imagen del Santo Niño y se la entrego a la familia Hernández, en agradecimiento por el bien que las habían alojado y pernoctado allí, gesto que no le gusto a la otra hermana Clarisas quien replicó ¿Por qué vas a dar el Santo Niño? Cuando éste es nuestro y de las Clarisas de España, a lo que la Hermana que había donado la imagen le contestó "fíjese que nos han alojado muy bien y no tenemos de que forma pagarles, hasta nos dan las bestias para seguir nuestro camino de Bogotá y nos prestan un peón para que nos acompañen a San Cristóbal y regrese con las bestias, no tenemos otra forma de que recompensarle", la otra religiosa se quedó callada y entregaron al Santo Niño a esa familia Hernández.
La familia Hernández luego se fue a Zea, remontando el camino del Páramo de Mariño y llegaron al sitio conocido como La Cuchilla y se instalaron cerca de la Laguna de los Osos llevando consigo el Santo Niño; pero con el transcurrir del tiempo se lo dieron al Sr. José Anunciación Rondón, quien lo guardó por mucho tiempo en un baúl y no se supo más de la venerable imágen; pero pasado el tiempo se lo reclamaron los Hernández, estos eran medio parientes de una familia Vera que vivían en todo el filo de La Cuchilla, y se llama así, porque es filoso como una cuchilla, completamente afilada la cresta de la montaña. Así la familia Hernández se lo dio a la familia Vera que vivió allí, quienes colocaron al Santo Niño en una tablita, que prendía del techo amarrada por dos cabuyas; se dice que era una familia sumamente pobre, y no poseían ningún altarcito para colocar la imagen; pero el Niño comenzó a hacer milagros y la gente le llamo mucho la atención, el Niño tan lindo. Recuerda la Srta. Josefa Barrios que cuando ella tenia 7 y 8 años (1913) aproximadamente conoció al Santo Niño en un cuartito infeliz montado sobre una tablita prendido en dos cabuyas.
Cuando en 1935, segunda época del Padre Ramón de J. Angulo como párroco de Zea, se conoció que este resolvió hacer un cuartito pero mas grande, el Niño estaba en un altarcito y metido en un nicho y la gente pedía favores y subía a pagar las promesas ofrecidas.
Para el año de 1949 se desempeño como cura párroco de Zea el Pbro. Juan Eduardo Ramírez y estaba encargado de la custodia de los bienes del Santo Niño el Sr., Cruz Pérez quien había logrado reunir un dinero y se lo llevaban a los Adriani con el propósito de levantar una Capilla al Santo Niño; esto tuvo el apoyo del Padre Ramírez, quien citó a las personas más representativas de Zea y crearon la Junta Pro-Capilla del Santo Niño, la presidió él como párroco, se levantaron los planos para la construcción de la capilla, la cual fue edificada por unos arquitectos Italianos de apellido Forchela. Esta primera Junta estuvo integrada entre otras personas por Don Domingo Adriani, Antonio Velasco, Ramón Ramírez y Josefa Barrios Mora como Secretaria.
En un documento que reposa en el Archivo Arquidiocesano de Mérida, en la selección conocida como "Correspondencias de Monseñor Silva" de fecha 13 de Mayo de 1909, fichado por el Lic. Luis Ramírez Méndez, quien muy gentilmente me facilitó la información, donde la monja Fidelia de la Concepción, relata en dicha carta a Mons. Silva, "que la exclaustración de las monjas Clarisas de Mérida fue el 30 de Mayo de 1874, y que esta comunidad religiosa la componían la Madre Manuela del Carmen Uzcátegui, abadesa, la Madre Clara de Santa María Espinoza, Vicaria, Adredela Concepción de Jesús Briceño; la Madre Josefa de Jesús María y González, la Madre Josefa del Sagrado Corazón de Jesús Romero, la Madre Fernanda de la Santísima Trinidad Romero; esas dos eran hermanas, María Gregoria de la Merced Bargas, Madre Ramona Fidelia de la Concepción Valero, Madre María del Santísimo Sacramento Pineda, Margarita de los Santos Aguilar y Magdalena Virgen María Uzcátegui".
Refiere la carta, que luego que fueron asediadas por los mandatarios y soldados con amenazas de echarlas a la calle y llevar a la Abadesa a la cárcel; solo se contentaron con quitarles algunas imágenes y separarlas.
Luego resolvieron buscar asilo en otro país, con dirección al convento de Pamplona (Colombia) entre ellas, la Madre Vicaria, Clara de Santa María y las Hermanas Rafaela de la Merced, Patrocinio de San Pedro Alcántara, Tomasa de la Concepción, María Antonia del Niño Jesús, quienes llegaron a la grita donde permanecieron desde el mes de Septiembre de 1874 hasta Mayo de 1875.
La prueba de que las monjas Clarisas llevaban la imagen se refleja en un documento que fichado por el Lic. Luis Ramírez M. el cual reposa en el Registro Principal del Estado Mérida en la parte correspondiente a Judiciales – Estado Guzmán, Juzgado de Primera Instancia Nº 25 titulado "Inventario y posesión de los bienes del extinguido convenio de las Clarisas de Mérida", en junio de 1874. Allí se puede apreciar que en comunicación con el Ciudadano Juez de 1era Instancia Pedro L. Godoy, declara "Que no existían los bienes alahas, ni libros del extinguido Convento, por no haber hecho entrega la Madre Abadesa" tiene fecha septiembre 19 de 1874. Esto demuestra fehicientemente, que las monjas Clarisas llevaban consigo algunas imágenes o alahas; y que una de ellas fue la que dejaron en Las Tapias a la familia Hernández, quienes con el transcurrir el tiempo llegaron a Zea, descartando así de manera definitiva a los Pérez y se mandaron a imprimir hojas con la verdadera historia.
Allí comenzó a hacer milagros, se le erigió su capilla y son muchos los devotos que visitan a Zea para asistir a lo que allí denominamos "La Bajada del Santo Niño" los 31 de Diciembre.
El Antepasado 27 se Diciembre fue bendecido el Santuario del Santo Niño de la Cuchilla, el cual tomo esta categoría tomando en cuenta las remodelaciones que la Gobernación del Estado le había hecho, y el veredicto de la Arquidiócesis de Mérida, estuvieron en este acto Monseñor Miguel Antonio Salas, Obispo Emérito de Mérida, el Obispo auxiliar Monseñor Juan María Leonardi Villasmil, el Pbro. Juan Eduardo Ramírez y el actual Cura Párroco de Zea Pbro. Alejandro Arias conjuntamente con el Ciudadano Alcalde Fredy José Guédez Sánchez y demás Autoridades del Municipio Zea.
El 31 de Diciembre de cada año los Zedeños nos preparamos para la tradicional bajada del Niño quien permanecerá en el pueblo hasta el 6 de Enero en que es llevado nuevamente hasta lo mas alto de su Santuario y se celebra su festividad con la asistencia de numerosos creyentes y devotos que vienen de diferentes partes del país a pagar sus promesas.
Bendícenos Santo Niño !..
BAJADA DE LA CHINITA
VIDEO DE SANTA BÀRBARA (ACERCÀNDOSE SU FIESTA -EL 4 DE DICIEMBRE- )Y SOBRE YEMAYÀ.
CONSULTA TU FUTURO CON EL TAROT.
VIDEO. CATEDRAL DE ROMA, SAN JUAN DE LETRAN.
VIDEO DE LA CAPILLA SIXTINA
Nuestra Señora del Huerto
Virgen del Huerto
A fines del siglo XV una devota mujer de Chavarri, en la provincia de Génova, mandó pintar sobre el muro de un huerto una bella imagen de la Madre y el Niño, en señal de gratitud por haber sido salvada del flagelo de la peste
En 1493 una grave epidemia de cólera azotó a la ciudad de Génova, alcanzando la vecina localidad de Chiavari donde María Turquina Quercio, piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si la mantenía inmune a la peste. Señal de agradecimiento
Superado el flagelo, María Turquina encargó al artista Benedicto Borzone pintar sobre un muro del huerto ubicado entre el Palacio de Gobierno y el puerto, una imagen de la Santa Madre y el Niño junto a San Sebastián y San Roque, santos protectores de los enfermos. La imagen debía ser venerada por los transeúntes que, en su diario trajín, no tenían tiempo de entrar al templo para orar.
Poniendo todo su empeño Borzone logró expresar de manera admirable la bondad de la Santísima Virgen y la fuerza de su protección, obteniendo el bello y colorido retrato que conocemos.
Con el paso de los años el huerto fue transformado en depósito y chiquero pero la bella pintura siguió allí, manteniendo su aspecto y tonalidad y llamando poderosamente la atención de quienes pasaban por el lugar.
En 1528 la peste volvió a castigar la Liguria, abatiéndose con especial fuerza en Chavari, hecho que acrecentó la devoción por la imagen. Por esa razón, las autoridades de la ciudad decidieron construirle un altar que permitiese a los fieles inclinarse y orar ante ella.
Apariciones y milagros La noche del 18 de diciembre de 1609, Gerónima Turrio, una lavandera del barrio de Rupinaro, rezaba frente a la Virgen cuando, repentinamente, la pintura comenzó a irradiar una luz intensa. El prodigio se conoció en los alrededores y al cabo de un tiempo, cientos de peregrinos comenzaron a acudir al lugar para implorar gracias.
La fama de Nuestra Señora del Huerto se vio reforzada el 2 de julio de 1610 cuando, en horas de la mañana, se le apareció a Sebastián Descalzo, un humilde poblador de las inmediaciones, quien en esos momentos caminaba desde su casa al suburbio de Carasco, recitando sus oraciones.
Transitaba Sebastián la plaza de la ciudad cuando vio frente a sí a la Virgen bendita luciendo un hermoso manto celeste. Poco después, comenzaron los milagros. Una rajadura que atravezó el muro de un extremo a otro de la pintura, se reparó sola, sin la intervención de ningún albañil. Otro día, frente a su imagen, dos enemigos acérrimos fray Miguel Raggio y Battino Marini, se reconciliaron dándose el abrazo de la paz y al cabo de un tiempo se producían curaciones, se solucionaban diferendos y se concedían peticiones, todo por medio de la Virgen del Huerto.
Santa Patrona de Chiavari El 7 de marzo de 1634 el Consejo de Gobierno de la ciudad declaró a la Virgen del Huerto patrona de la población y del distrito de Chiávari y el 8 de septiembre el sector de la pared donde se hallaba pintada la imagen fue trasladado al Altar Mayor del santuario, inaugurado el año anterior.
En 1769 Nuestra Señora del Huerto fue solemnemente coronada con oro del Capitolio Vaticano y su iglesia entregada a la congregación de los Carmelitas Descalzos quienes la tuvieron en su poder hasta 1797, cuando al proclamar Napoleón la República Ligur, se alejaron. En 1892, instituida la nueva diócesis de Chiavari, S.S. León XIII elevó el santuario a Catedral designando dos años después a su primer obispo, Monseñor Fortunato Vinelli. El 3 de julio de 1907 San Pío X la elevó a Basílica
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Hijas de María Santísima del Huerto
En 1829 San Antonio María Gianelli, obispo de Bobbio, se inspiró frente a la sagrada imagen para fundar la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, venerable instituto que, desde Italia y España hasta Palestina y la India, pasando por América del Sur y las tierras del Congo, difundió por el mundo su sagrada devoción.
Oración a Nuestra Señora del Huerto
¡Oh, María del Huerto! Madre piadosísima, dignaos aceptar benigna la pobre ofrenda de nuestros obsequios y oraciones que, como hijos amantes, venimos a ofreceros.
Dignaos inclinar vuestros oídos a nuestras humildes súplicas para que no sea vana la confianza que en Vos ponemos, seguros de obtener de vuestro divino Hijo el perdón de nuestros pecados y el favor particular que solicitamos por vuestra poderosa mediación.
Alcanzadnos a todos la gracia de la perseverancia final, viviendo y muriendo como verdaderos hijos vuestros, para poder bendecir y alabar a Dios eternamente y ensalzar para siempre vuestras misericordias en el Huerto dichoso de la Jerusalén celestial. Amén.
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