El monasterio de Diveevo guarda las reliquias del santo Serafim Sarovski, admirado por su actitud bondadosa pues acogía a toda la gente con las palabras: “alegría mía, tesoro mío.” También es el lugar donde se encuentran los manantiales de agua glacial que son famosos por el poder de transformar las vidas de quiénes se bañan en ellos.
A miles de creyentes rusos no les asustan ni las largas distancias, ni el frío. Incluso en invierno llegan a este monasterio, ubicado en una pequeña aldea de la región del Volga, para bañarse en sus manantiales, considerados sagrados.
La aldea de Diveevo está a más de 400 kilómetros al Este de Moscú y en ella se alza uno de los conventos más grandes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Durante muchos siglos atrajo a los peregrinos y parroquianos de todo el país, pues según la leyenda, la misma Virgen María indicó el sitio para su construcción. La gente lo estima mucho y tras llegar a él, muchos cambian su vida.
El convento de la Sagrada Trinidad de Serafimo-Diveevo, en la región de Nizny Nóvgorod, comenzó su historia en el siglo XVIII. Sobrevivió a los tiempos difíciles durante la era de la Unión Soviética, cuando las iglesias se usaban como depósitos. Pero después de la desintegración de la URSS, el convento empezó a renacer. Cada año 200.000 peregrinos cruzan esta tierra y muchos cambian su vida o se quedan ahí para siempre.
Lubov Gavrilova es una mujer de 61 años que vino de los Urales. Ella enseñaba inglés y no sabía de Diveevo hasta que leyó un libro sobre la vida del Santo Serafim. Fue un momento decisivo: quiso trasladarse hasta aquí y olvidar los últimos diez años de su vida. "Es un verdadero paraíso… me siento muy feliz y estoy segura de que Diveevo es mi casa verdadera”, dice.
Lugar de milagros y predicciones, en sus santos manantiales se construyeron casitas hechas especialmente para bañarse y no se usan los trajes de baño, pues las mujeres prefieren camisas de noche.
Ludmila Dobryshina, originaria de Moscú, está aquí en un viaje de negocios y de paso aprovecha la oportunidad de bucear. Esta profesora de economía aconseja a todos que hagan lo mismo. “La vida parece diferente ahora, aquí te llenas de alegría”.
La peregrina besando el ícono del santo Serafim Sarovski en el convento de la Sagrada Trinidad de Serafimo-Diveevo.
Serguéi Polyansky entrena al equipo religioso de baloncesto. Para él es una tradición venir aquí en las vísperas de los partidos.
“Es un lugar sagrado. A menudo venimos con nuestras familias. Es nuestra historia, un sitio donde suceden cosas agradables. He venido con un resfriado, pero sé que cuando regrese me sentiré bien. El agua es curativa”.
Hay dos grados bajo cero y en Navidad las temperaturas pueden bajar hasta menos 20 grados, pero esto no detiene a los creyentes.
Los que no se atreven a nadar en el agua glacial pueden llevarse un poco de ella a sus casas. En verano es un lugar concurrido, pero es en vísperas de la Navidad donde los peregrinos desbordan los hoteles de la aldea. Por la noche, las catedrales iluminadas hacen creer que en verdad existe el espíritu de la paz y que sobrevuela Diveevo buscando a los verdaderos creyentes.
La catedral de la Santísima Trinidad .La catedral de trasfiguración y Foso Santo de la Reina de los Cielos, en el territorio del monasterio de Diveevo. Según el santo Serafim Sarovski, en este lugar la Virgen rodeó el territorio del monasterio. El santo empezó a cavar el foso “para que no se olviden que la Virgen pasea diariamente por su posesión. Este foso es alto hasta los cielos, pues servirá de protección contra el anticristo”.
FUENTE:http://actualidad.rt.com/actualidad/rusia/issue_4106.html
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