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miércoles, 2 de junio de 2010

LOS PRIMEROS CACIQUES HABITANTES DEL URUGUAY LOS CHARRUAS.





Los datos que se han recogido a través de los estudios realizados de los hallazgos arqueológicos establecen que nuestra tierra fue habitada desde hace aproximadamente unos 10.000 años. Los primeros habitantes vivían de la caza, la pesca y la recolección, dejando vestigios de distintos trabajos que hacían en piedra, sobre todo utensilios para cazar o imágenes humanas; posteriormente una vez introducida la ganadería trabajaron el cuero vacuno .


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Todo esto ha hecho que hayan dejado una influencia casi nula en nuestra cultura, sobre todo teniendo en cuenta que fueron casi totalmente exterminados a mediados del siglo XIX; por eso es que siempre se consideró al Uruguay como un país carente de población indígena.

En nuestro país existieron distintas colectividades indígenas, muchas derivadas de los guaraníes, como los Chanás, los Guanás, los Guenoas, los Bohanes, los Minuanes, los Arachanes; pero los más numerosos y conocidos fueron los Charrúas.
Este grupo se caracterizaba por su valentía, su extrema dureza y por un gran afecto al vasto territorio que ocupaban, al punto que fueron integrantes de los batallones de las fuerzas patriotas en las luchas por la independencia, destacándose por su manejo del caballo como excelentes jinetes.-Su ubicación era principalmente al norte del Río Negro y sur del estado brasileño de Río Grande do Sul, pero también en menor cantidad en las zonas correspondientes a los departamentos de Durazno, Cerro Largo y Treinta y Tres, alejados de los centros poblados.

A medida que se fue avanzando en la colonización, así como en el aumento de las extensiones destinadas a la explotación agraria, se fueron produciendo continuos encontronazos entre estos y la nueva civilización que aparecía. No lograron, no pudieron o no se daban las condiciones para su integración social, por lo cual no les dió el reconocimiento e importancia que como comunidad autóctona merecian, desconociendo sus derechos que hoy resultarían absolutamente indiscutidos en nuestra sociedad; finalmente fueron casi totalmente exterminados.

A fines de 1840 no quedaban más Charrúas conformados como grupo sino alguno que otro integrante diseminado por los distintos pueblos de la campaña.- Sin embargo, hay estudios que comprueban la existencia hasta la actualidad de la continuidad del linaje charrúa principalmente del grupo liderado por el cacique Sepé. Este cacique, según testimonios de la época, guió a su grupo en una gran cantidad de guerras junto al ejército patrio.

No se puede saber que cantidad de Charrúas habitaban nuestro suelo, no fueron nunca censados, y además hubiera sido difícil hacerlo por su continua movilidad, sobre todo si consideramos que no existían límites territoriales; pero sí fueron conocidos teniendo en cuenta su triste final un pequeño grupo liderado por el cacique Vaimaca Pirú, llamados " los últimos Charrúas "; integrado por además del citado cacique, por otros cuyos nombres eran Tacuabé, Senaqué y una mujer llamada Guyunusa; que hoy son merecidamente recordados en un monumento existente en el Prado.-
Los charrúas opusieron tenaz resistencia a la colonización española, siendo el primer episodio conocido la muerte de Juan Díaz de Solís durante su descubrimiento del Río de la Plata, aunque, según los cronistas españoles, Solís padeció ante una "tribu antropófaga". Dado que la antropofagia es prácticamente desconocida en la etnia charrúa, los historiadores suponen que la muerte de Solís puede haberse debido a un grupo de linaje amazónico que se encontraba en ese entonces merodeando las riberas platenses, sin embargo tradicionalmente se ha atribuido a los charrúas este hecho.

El cronista de la expedición del adelantado Pedro de Mendoza, Ulrico Scmidel, describió a los charrúas en su obra Viaje al Río de la Plata'llamándolos zechuruass:

Así pues, con el favor de Dios llegamos al Rio de la Platta el año 1535. Allí nos encontramos con un pueblo de indios llamados zechuruass que constaba como de unos 2.000 hombres, y que no tenían más de comer que pescado y carne. Estos al llegar nosotros, habían abandonado el pueblo huyendo con mujeres e hijos, de suerte que no pudimos dar con ellos. Esta nación de indios se anda en cueros vivos, mientras que sus mujeres se tapan las vergüenzas con un paño de algodón que les cubre desde el ombligo hasta la rodilla.
A mediados del siglo XVIII fueron fuertemente diezmados en la campaña punitiva llevada a cabo por José de Andonaegui. En 1715 la expedición del teniente García de Piedrabuena menciona que encontró sobre el arroyo Calá en Entre Ríos, 25 toldos de yaros y bohanes. En noviembre de 1749 el teniente de gobernador de la ciudad de Santa Fe, Francisco Antonio de Vera Mujica aprehendió 339 charrúas que habían escapado del territorio uruguayo, entre ellos los caciques Maigualen, Gleubilbe y Dóienalnaegc, que fueron trasladados a las cercanías del río Salado en Santa Fe, dando origen al pueblo de Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá fundado el 17 de septiembre de 1750 en el lugar donde estuvo situada la primitiva ciudad de Santa Fe (Santa Fe de Luyando) y la efímera reducción de San Francisco Javier de los mocovíes en 1743. Otra expedición de Vera Mujica en enero de 1752 sobre la provincia de Entre Ríos, tomó prisioneros a 53 charrúas que fueron repartidos entre los expedicionarios para su servidumbre. La reducción de Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá desapareció hacia 1820.

En las sucesivas campañas de los gobernadores de Buenos Aires para "civilizar" a la Banda Oriental se produjeron combates con los indígenas. Las expediciones de Juan Ortiz de Zárate, Juan de Garay y Hernandarias se batieron sucesivamente con indígenas, provocando cientos de muertos. Las fundaciones de Colonia del Sacramento y de Montevideo también fueron motivo de conflicto con los indígenas, ahondando la mortandad. La Guerra Guaranítica, entre 1754 y 1756, donde españoles y portugueses se unieron para combatir al "infiel", tuvo efectos devastadores. Incluso hacia finales del siglo XVIII, los Blandengues españoles iniciaron una campaña denominada como "guerra charrúa", donde participó el entonces sargento mayor José Artigas. El 4 de octubre de 1800 el virrey Avilés envió al capitán Jorge Pacheco a expedicionar contra los charrúas ubicados en el noroeste del actual Uruguay. Pacheco realizó 3 expediciones y fundó Belén el 16 de junio de 1801.

Pocos años después, muchos indígenas morirían en los ejércitos independentistas de Artigas, Juan Antonio Lavalleja, Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. Además de las acciones bélicas, las enfermedades europeas como la gripe, la viruela y la sífilis diezmaron durante siglos a poblaciones indefensas.[2]

La matanza de Salsipuedes [editar]Artículo principal: Matanza del Salsipuedes
El 11 de abril de 1831, en Puntas del Qeguay, se celebró la batalla conocida como Salsipuedes. A orillas del arroyo Salsipuedes, entre Tacuarembó y Río Negro, tenía su cuartel general el presidente Fructuoso Rivera. Rivera convocó a los principales caciques charrúas, llamados Polidoro, Rondeau, Brown, Juan Pedro y Venado, junto con todas sus tribus, a una reunión diciéndoles que el Ejército los necesitaba para cuidar las fronteras del Estado. Según los relatos, agasajados y emborrachados, fueron atacados por una tropa de 1.200 hombres al mando de Bernabé Rivera. Se dice que el propio Rivera dio la señal de iniciar el ataque, haciendo fuego sobre el cacique Venado, tras pedirle que le entregara su cuchillo para picar tabaco.

El saldo según la historiografía oficial fue de 40 indios muertos y 300 prisioneros, de los cuales algunos lograron huir siendo perseguidos por Bernabé Rivera. Entre las tropas hubo 9 heridos y un muerto.

La persecución de los charrúas no se agotó en la matanza de Salsipuedes. Bernabé Rivera, en particular, tuvo un especial empeño en encontrar y exterminar a los que lograron escapar. El 17 de agosto de 1831 sorprendió en Mataojo, cerca de la desembocadura del Río Arapey, a un grupo de charrúas comandado por los caciques El Adivino y Juan Pedro, a los que atacó saldándose el episodio con 15 muertos y más de 80 prisioneros. Informó que habían conseguido escapar 18 hombres, entre ellos, el cacique Polidoro, único cacique sobreviviente. El 16 de junio de 1832 localizó a un grupo de charrúas en una hondonada llamada Yacaré-Cururú. En una emboscada, los charrúas mataron a Bernabé, a dos oficiales y a nueve soldados.

De acuerdo con el profesor Lincoln Maiztegui Casas, "la desaparición de los charrúas fue un proceso paulatino que llevó más de 200 años y que se generó a partir de la ocupación del territorio por europeos". Según Maiztegui, los guaraníes se adaptaron y los charrúas no y, por ello, fueron gradualmente extinguiéndose. Miles murieron, otros miles huyeron al noroeste a Brasil, otros miles se quedaron como siervos y se mestizaron con los blancos perdiendo su cultura. La príncipal justificación de la elite criolla era el supuesto intento de "civilizar" a los indios, "mejorar" la raza uruguaya y evitar el abigeato. El país tenía un importante número de ganado vacuno y equino constantemente amenazado de robo por parte de los indigenas. A fines del siglo XIX quedaban poco más de 1.000 charruas "puros" en Uruguay.

Actualmente se calcula que en Uruguay, Brasil y Argentina hay entre 160.000 y 300.000 descendientes de charrúas, todos ellos mestizos. Un grupo de éstos lleva adelante un proceso de recuperación de su identidad indígena, especialmente en Entre Ríos, donde se han restablecido seis comunidades charrúas.

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