SAN JOSE OBRERO

¿Qué cabe decir de San José en su faceta de obrero? En los evangelios sólo hay una referencia colateral, cuando se dice de Jesús: “¿No es éste el hijo del carpintero?”. El resto lo sabemos sólo por las leyendas piadosas.

Es particularmente entrañable una anécdota de la infancia de Jesús que, por supuesto, no está comprobada. A san José le habían encargado un trabajo particularmente difícil, en que tenía que hacer encajar dos piezas que realmente no podían encajar. Viéndolo Jesús afligido por este asunto, tomó las dos piezas en las manos e hizo milagrosamente que encajaran. También nos dicen los supuestos que, de niño, Jesús aprendió la profesión de San José, y que en su adolescencia y primera juventud solía ayudarlo.

Sin embargo, ¿cuál es el mensaje de todo esto? La Iglesia quiso celebrar el 1° de mayo (precisamente la jornada internacional del trabajo) la fiesta de San José obrero para cristianizar una celebración religiosa. Con esto se pretendía demostrar que no sólo Dios está con los trabajadores, sino que la Iglesia también está comprometida con las causas sociales.

Es, en definitiva, la construcción del reino de Dios en la Tierra, un objetivo que Cristo mismo señaló como prioritario. El cristianismo llama a no quedarnos dormidos, a luchar por la igualdad, la libertad y la fraternidad. Al fin y al cabo, las Bienaventuranzas son todo un programa político en el mejor sentido de la expresión, y el cristianismo es la utopía más bella que jamás se haya inventado: sólo tenemos que fijarnos en las primeras comunidades de cristianos. El 1° de mayo, la Iglesia nos invita a imitarlos aunque sea sólo un poco.