El nombre de la Virgen de la Puerta tiene que ver con una antigua leyenda según la cual muchas imágenes religiosas tienen por costumbre: salir de sus templos durante la noche o la madrugada para ir a auxiliar a enfermos, remediar necesidades, ayudar a bien morir. Es corriente oír decir de tal o cual imagen haberla visto caminando por calles oscuras y desiertas y entrando en casitas donde hay un enfermo grave, poca comida o poca ropa de abrigo. Los devotos que tienen la obligación de vestir a estas imágenes revisan con detenimiento el ruedo de sus vestidos para descubrir huellas de barro o polvo pegado a los encajes de la ropa interior de las vírgenes, lo que denuncia su transitar misterioso.
En lo referente al nombre de "Virgen de la Puerta", la
historia cuenta que durante el siglo XVII y en pleno coloniaje, el puerto
de Huanchaco, muy cercano a la ciudad de Trujillo; se había convertido en un
puerto floreciente del Perú; lo que atrajo a muchos piratas y filibusteros
procedentes de Francia, Inglaterra y Holanda, quienes por el año 1670,
realizaron asaltos y saqueos en las costas de América del Sur. Dice el
historiador Feijó, que los piratas iniciaron su ataques en Guayaquil (Ecuador),
luego pasaron a Saña (Chiclayo) y más tarde llegaron hasta las costas de
Trujillo, desembarcando en Huanchaco. Los pobladores, se llenaron de pánico,
pensando que al anochecer, la ciudad sería saqueada, lo que los motivó a
dirigirse a la iglesia para elevar sus plegarias implorando socorro y
protección. Luego, sacaron en procesión a la INMACULADA, cargándola hasta la
entrada de la ciudad, donde la custodiaron durante tres días y tres noches,
pidiéndole que impidiera cualquier ataque.
Su fe en Dios y la confianza en su patrona, dio el resultado deseado. Los piratas se retiraron y desde entonces, los fieles comenzaron a llamar a la imagen, "Nuestra Señora de la Puerta" y "Virgen de la Portería". Años más tarde, dicho nombre se cambió definitivamente por el de “Virgen de la Puerta”, reyna de la paz y patrona de Otuzco, ciudad que se convirtió en la capital de la Fe. Algunos lugareños, la llaman también "Mamita de la Puerta".
Parte de la
devoción de los devotos es untarse la cara con hollín o betún negro, en señal de
penitencia. Parece que esta costumbre proviene del trato que los esclavos negros
tuvieron a inicios de la República, cuando fueron llevados a las haciendas
azucareras para las labores agrícolas. Los nativos del lugar, recibieron igual
trato, por lo que indistintamente de su color de piel, siguen la misma
tradición.
La Virgen desfila
bellamente ataviada y es llevada sobre una media luna de metales preciosos;
resguardada por un grupo que representa a los esclavos negros, y grupos
folklóricos como las Collas y los Gitanos, usando vistosos disfraces y bailando
comparsas propias de dicha festividad.
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