La Patrona de Roma
Nuestra Señora del Divino Amor,
celestial protectora de la
capital de la Cristiandad
Nuestra Señora del Divino Amor,
celestial protectora de la
capital de la Cristiandad
Muy pocos, al pasear por las calles de Roma, son concientes de que todas aquellas maravillosas iglesias, suntuosas edificaciones, fuentes, calles y plazas corrieron grave riesgo de ser barridas del mapa, debido a los bombardeos y combates durante la Segunda Guerra Mundial. Se afirma que una promesa del Papa Pío XII a Nuestra Señora del Divino Amor salvó a la Ciudad Eterna.
El referido Pontífice, nacido de una familia de la nobleza romana, prometió que, si la ciudad evitara las destrucciones y los horrores de la guerra, promovería su renovación moral, haría una obra de beneficencia y construiría un santuario para la imagen de Nuestra Señora del Divino Amor.
Las tropas norteamericanas se encontraban en las puertas de Roma. El ejército alemán tenía orden de resistir, aún combatiendo casa por casa, lo que hubiera provocado la destrucción de la ciudad.
La imagen había sido trasladada a la iglesia de San Ignacio de Loyola, donde millares de romanos fueron a implorar la protección de la Madre de Dios. El Papa Pío XII ordenó la lectura de la promesa hecha, y, para sorpresa general, menos de dos horas después, las tropas alemanas se retiraron sin combatir.
"L'Osservatore Romano" del 12-13 de Junio de 1944 dice: "Clarísimo el prodigio, y tanto más sorprendente cuanto las circunstancias humanas parecían opuestas".
Vayamos al año 1740.
Uno de los numerosos peregrinos que se dirigirán a la tumba de San Pedro se encontraba perdido en el medio del campo cuando divisó un castillo. Al aproximarse, fue atacado por una jauría de perros. En tan inminente peligro, vio en lo alto de la torre del castillo una imagen de Nuestra Señora y gritó: "Señora mía, sálvame!" En el mismo instante, los perros, pareciendo obedecer una orden, se detuvieron y quedaron mansos.
Esa imagen era conocida como del Divino Amor. La noticia corrió por toda la región y las personas comenzaron a visitar el local del prodigio. Así nacieron las peregrinaciones que se mantienen hasta el día de hoy.
Todos los sábados de esa época del año se reúnen muchos peregrinos, llegando a veces a 3 mil, para recorrer 14,5 kilómetros, aproximadamente en cinco horas. Un porcentaje muy significativo es de jóvenes, aunque también participen ancianos.
Una peregrinación tradicional
Se engaña quien piense que, para atraer jóvenes a una peregrinación, hoy en día se debe hacerles oír música rock o hacer bromas. No. La marcha es dirigida por un sacerdote que entona cánticos religiosos tradicionales, reza el Rosario y varias letanías.
La peregrinación toma la Vía Apia Antigua, donde el sacerdote avisa: "Caminamos por las mismas vías en las cuales antiguamente pudieron haber caminado los Apóstoles San Pedro y San Pablo".
Al llegar al santuario, los peregrinos se aproximan a los vitrales, a través de los cuales se puede ver a la Patrona de Roma; ahí se quedan contemplándola y rezando.
Las peregrinaciones pasaron por altos y bajos. Después de un siglo comenzaron a decaer, debido a que vendedores de todo tipo se apoderaron del lugar dándole un aire de fiesta. Hacia 1930, aproximadamente, el santuario se transformó en una verdadera ruina, una zona invadida por ladrones y ratas. Pero la Providencia Divina velaba por el lugar sagrado y suscitó un párroco que lo regeneró. Hoy es visitado todos los años por casi dos millones de peregrinos.
Bibliografía: Fabrizio Contessa, Madonna del Divino Amore,
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