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martes, 18 de mayo de 2010
La Cofradía del Carmen .
Fueron los Agustinos de Concepción quienes fundaron en Chile la Cofradía del Carmen: “la devoción de los fieles fundó en este convento una hermandad de N. M. Stma. Del Carmen, siendo los fundadores nueve sujetos los más principales de la ciudad; haciendo cabeza el Sr. Marqués de Baides, Gobernador y Capitán General de este Reyno de Chile”, estableciéndose y firmándose las constituciones el 15 de abril de 1643. Don Diego de Zambrano y Villalobos, obispo de Concepción, confirmó estas constituciones y por medio de una bula despachada por S. S. Alejandro VII el 20 de junio de 1662 constituyó la hermandad en una cofradía, que duraría hasta comienzos de 1900. La devoción se fue propagando hacia otros puntos de Chile, formándose cofradías del Carmen en otros conventos agustinos, como el de Quillota en 1728, Valparaíso en 1730, Talca en 1758 y Cuyo (que en ese entonces pertenecía a Chile). No obstante, son muchas más las iglesias que sin pertenecer a la orden de San Agustín forman sus propias cofradías del Carmen.
El año 1678 los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, quienes habían llegado a Chile en 1552 llamados por el gobernador D. Alonso de Rivera, movidos por el inmenso fervor de los enfermos por la Virgen del Carmen y su deseo de obtener los beneficios y gracias del escapulario, fundaron a su vez una cofradía del Carmen en su convento, con el permiso de Roma. Esto originó ciertas diferencias y roces entre ambas órdenes, llegándose a un juicio en 1753 sobre el derecho a patente de fundación de dicha Cofradía. Sin embargo, ésta continuó en manos de los Hospitalarios, siendo ratificada su erección canónica por el papa León XII en 1828 y gozando de todos los privilegios, gracias e indulgencias como la Archicofradía del Carmen de Roma. En 1858 fueron aprobados los primeros estatutos de la Cofradía por el obispo D. Rafael Valentín Valdivieso. La Cofradía era dirigida por mayordomos “elegidos en sesión solemne presidida por el Padre Prior, el Cura de la Parroquia y el Representante del Gobernador del Obispado” .
Hacia fines del siglo XVII, llegaron a Chile las primeras religiosas carmelitas traídas por Fray Juan de la Concepción, carmelita portugués que misionaba en América. Fueron pedidas las debidas licencias y permisos al obispo de Santiago, D. Bernardo de Carrasco y Saavedra, y al rey de España, Carlos II, quien autorizó su establecimiento en Chile. Don Francisco de Bardeci (hermano del franciscano Fray Pedro de Bardeci) y su mujer, doña Bernabela Hermua de la Cerda, eran un matrimonio sin hijos y con una gran casa y quinta frente al cerro Santa Lucía, la cual cedieron para la instalación del futuro monasterio carmelita. Éste se llamó Monasterio del Carmen Alto y fue inaugurado el 6 de enero de 1690, día de la Epifanía del Señor. El 24 de octubre de 1770 fue fundado el Monasterio del Carmen de San Rafael por el corregidor D. Manuel Zañartu y luego otros en el resto del país. La llegada de dichas religiosas a Chile, aun cuando observaran una severa clausura, contribuyó a la propagación y fortalecimiento de la devoción carmelitana en el país, logrando en de cinco años veintiuna vocaciones de jóvenes en Santiago. También ellas, con licencia del obispo, establecieron una Cofradía, la cual tuvo gran aceptación entre los habitantes de Santiago, quienes se inscribían imponiéndoseles el escapulario y comprometiéndose “a cumplir con ciertos requisitos de oración y ayunos”. Esto les valió algunos roces con el mayordomo de la Cofradía del Carmen de los Hermanos Hospitalarios, pero la cuestión fue zanjada por el Vicario General D. Jorge Montes a favor de las carmelitas.
El origen de la procesión de la Virgen del Carmen en Santiago data desde 1678, año de la fundación de la Cofradía por los Hnos. Hospitalarios de San Juan de Dios. Se realizaba cada 16 de julio por las calles del centro de la ciudad, hasta que en 1818 fue trasladada al tercer domingo de octubre, para conmemorar la llegada de Bernardo O'Higgins Riquelme a Maipú para poner la primera piedra del Templo prometido. Posteriormente, en 1971, se fijó como fecha el último domingo de Septiembre, mes de la Patria, para la procesión y el Día de la Oración por Chile, fecha que se conserva actualmente.
La imagen de la Virgen del Carmen que utilizaban en un comienzo los agustinos en Santiago, fue mandada confeccionar a Quito, en 1758, por don Martín Lacunza, el cual la prestaba para las procesiones celebradas anualmente los 16 de julio. Luego fue donada por la familia al cardenal J. María Caro, quien en 1945 la trasladó al Templo de Maipú, donde se encuentra hasta hoy.
La imagen que se venera actualmente en la Catedral de Santiago data del siglo XIX. Llegó a Chile en 1828, encargada a la casa Rorissier, París, por José Ramón Ossa y Mercado, para su residencia en Copiapó. El año 1865 fue trasladada a Santiago por los Ossa Quesney, quienes la prestaban a los Hospitalarios para las procesiones de todos los años. El 14 de noviembre de 1874 la Cofradía adquiere la imagen, por medio de Francisco Echenique Tagle y Macario Ossa Cerda, mayordomos de la Orden por entonces. Los ropajes y las joyas que la adornan, donadas muchas veces por los fieles en demostración de cariño por su Patrona, son propiedad de la Cofradía.
Ésta ha tenido diferentes sedes a lo largo del tiempo. En un principio funcionaba en el convento de los Hospitalarios (Alameda con Santa Rosa), pero mientras duraba la construcción de la iglesia del hospital que habían iniciado en 1803, pasó a asilarse provisoriamente en el convento de las Clarisas (Alameda con calle de las Claras, hoy Mac-Iver). El año 1819, se trasladó al Templo de San Agustín (calle Estado), en vista de que aún no se terminaba la construcción de la iglesia del hospital, y para alegría de los agustinos, quienes prometieron su cooperación y dieron gran auge a dicha institución.
Años más tarde, en 1887, por discrepancias entre la Cofradía y los superiores de San Agustín, el Arzobispo cambia de sede la imagen y se traslada a la Parroquia del Sagrario, a un costado de la Catedral, hasta el 14 de octubre de 1890 en que fue llevada a la Basílica del Salvador –cuya construcción comenzó en 1873, con aportes de la Cofradía– con decreto de inamovilidad, siendo obispo de Santiago Monseñor Mariano Casanova. El altar en que se veneraba la imagen de la Virgen del Carmen en la Basílica era propiedad de la Cofradía, puesto que fueron las camareras quienes lo costearon. Sin embargo, luego del terremoto de 1985 la Basílica quedó en muy malas condiciones, haciéndose necesario un nuevo traslado de la imagen a la Catedral metropolitana, donde se halla por decreto desde el 11 de diciembre de 1996.
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