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martes, 1 de diciembre de 2009
MI TESTIMONIO (4)
MI TESTIMONIO (4)
(SEGÙN LO RELATADO POR MARÌA TERESA FUENMAYOR TOVAR)
El diagnóstico fué "EPILEPSIA NO CONVULSA". Es decir, una clase de epilepsia que no produce convulsiones pero que según los médicos
haría que a los 35 años aproximadamente yo me volviera loca. Las religiosas trataron de tranquilizarme informándome que ellas tenían en Venecia una Casa de Reposo para las religiosas que perdían la razón. De más está decir que tal afirmación para nada calmó la ansiedad que el diagnóstico y su perspectiva me producían. Me dijeron que debía informar a mi familia o al menos a un miembro de la misma. Como yo no quería preocupar a mi mamá al respecto, llamé a una de mis hermanas y le conté todo.
Los médicos me recetaron un medicamento llamado TEGRETOL
el cual debía tomar diariamente, a la vez me dijeron que si lo dejaba de tomar convulsionaría. Comencé a tomarlo, y luego de un tiempo noté que este medicamento me afectaba la memoria. Era como si mi cerebro se hiciera más lento. Cada vez hablaba con mayor lentitud y comencé a olvidar muchas cosas. Olvidaba hasta el nombre de objetos de uso diario. Si debía decir:
-"Pásame ese vaso" decía: "-Pásame..." y me quedaba hasta quince minutos tratando de recordar cual era el nombre de ese objeto. Creció en mí el deseo de salir del convento y regresar a mi casa materna. El no estar de acuerdo con ciertas cosas que veía a nivel de costumbres, doctrinas y otras cosas contribuyó a que mi deseo creciera. Le informé a la Superiora, me dijo que sólo era una tentación. Yo había tomado los votos renovables por un año, es decir, era juniora. Debía renovar mis votos durante seis años consecutivos, cada vez por un año más,para luego realizar los votos perpetuos que serían ya para toda la vida. Renové los votos pero ante la negativa de las religiosas de dejarme ir, decidí escaparme.
Escogí el momento del rezo de las "Vísperas" que es una oración que se hace leyendo y meditando con ciertos salmos al caer de la tarde.
Como yo tocaba el órgano en la capilla cuando rezábamos y debía permanecer (como todas( hasta el final de la celebración litúrgica, elegí una tarde en que me correspondía hacer la cena. Toqué el canto inicial y bajé a la cocina. Las hermanas no saldrían de la Capilla hasta el final de la oración, esto me daba un margen de tiempo de media hora para escaparme. Me vestí el hábito de calle y encima una bata de diario. Para salir debía pasar del lado lateral de la capilla que tenía grandes ventanales. pero disimulé mi salida pasando con una gran bolsa plástica de las que utilizábamos para echar la basura, así las hermanas no sospecharían. Abrí el portón, subí a dejar la llave en la cocina junto a una carta explicativa y...arranqué a correr. El convento estaba en El Hatillo, pero no en el pueblo sino en las afueras de él, Por allí no había transporte colectivo. Debía caminar por una carretera sin aceras, con monte a lado y lado, y con mucho miedo porque ya comenzaba a oscurecer. De pronto siento que se detiene un auto junto a mí y me asusté.
Escuché una voz masculina: -"¿No se acuerda de mí, hermana? Soy el señor Jesús."
Con alegría reconocí al carpintero que a veces realizaba trabajos para el convento. El me llevó en su auto hasta El Hatillo y me dejó en la parada de los carritos de El Silencio. Allí llegué, sin un céntimo, sin tener siquiera mis documentos de identidad (los cuales conservaba la superiora en su archivo). Le pedí al chofer me dejara subir en forma gratuita pues no tenía con qué pagar el pasaje. Accedió muy amablemente. Yo estaba impaciente porque saliéramos pues sabía que esta parada sería el primer lugar donde buscarían las monjitas. Salimos sin contratiempo alguno, sin embargo ya era noche cuando llegué al Silencio y no logré subir a una sola de las camionetas que iban hasta Antímano (Donde vivía mi mamá) porque a esa hora pasaban llenas (tanto las camionetas como los autobuses) y no se detenían. Eran más de las diez de la noche cuando decidí tomar un taxi, al llegar a casa toqué y pedí a mi hermano que le pagara al chofer. Apenas lo hizo y el señor se fué, mi hermano me informó: -"Las monjas se acaban de ir y dijeron que volverán mañana"
PRÓXIMA ENTRADA: Encuentro con las religiosas. Qué me ocurrió cuando decidí dejar los medicamentos. Cómo comencé a andar en el Camino Espiritual.
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